La ochava de una casona tradicional del casco histórico da la bienvenida a un hotel que combina el pasado y el presente fusionando la calidez pueblerina con diseño y comodidad.
Un patio central cubierto y un jardín con piscina climatizada crean la atmósfera ideal para una tranquila estadía. El wine bar invita a comenzar un viaje de sabores de la mano de picada de campo y productos regionales, punto de partida del tradicional recorrido arequero.