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juguetes
Los juguetes no son simples objetos que brindan entretenimiento. Sirven para estimular funciones cerebrales, ensayar habilidades motoras y desarrollar patrones de conducta fundamentales para el desarrollo de los niños. Ahora que se acerca la temporada de dar regalos, no te dejes llevar por novedades ni ofertas, haz de tu compra una inversión para el futuro de tus hijos. Durante los primeros cuatro o cinco años en la vida de un niño, su concepto de juego es egocéntrico y paralelo. Esto significa que, a pesar de que otra persona esté jugando con el mismo objeto, el niño está centrado en su propio juego. En esta etapa, el juego permite a los infantes la exploración de su propio cuerpo y del ambiente -texturas, sonidos, olores, sabores y formas-. De esta manera, los mejores juguetes para los bebés menores de seis meses son sonajeros, móviles, objetos con contraste de colores y diferentes texturas, muñecos de goma y objetos para morder. Antes de pasar el primer año de vida, se sugieren juegos de piezas grandes que les permitan hacer el ejercicio de unir, separar y apilar; objetos con sonidos, movimientos, diferentes texturas, juegos con pelotas, tentetiesos, artículos para el agua y libros de tela. Entre uno y dos años, los infantes disfrutan de juegos que implican el movimiento del cuerpo, por ejemplo triciclos, andadores, objetos para arrastrar o hacerlos rodar, objetos de plástico para tapar y destapar e inflables. También son apropiados los muñecos de trapo, rompecabezas, pinturas y pizarrones. Para los de dos a tres años se sugieren también los disfraces, loterías, dominós, instrumentos musicales y libros con muchas ilustraciones. De tres a cinco años lo adecuado son los diferentes tipos de pelotas, canastas de baloncesto, bicicletas de cuatro ruedas, accesorios que imiten objetos del hogar y del entorno, animales de plástico, títeres, cartas infantiles, juguetes desmontables y discos musicales. Cuando llegan a los cinco o seis años, los niños empiezan a tomar la iniciativa de invitar a otros menores al juego. Para entonces es importante desarrollar el contacto social y la formación de carácter con valores como honestidad, trabajo en equipo y liderazgo. Es importante estimular el gusto por el juego más que por competir, porque esto limita el alcance de otras metas, produce ansiedad y sufrimiento en los niños. Los juegos apropiados en esta etapa -de los cinco a los ocho años- son los rompecabezas de 50 a 150 piezas, los juegos de vocabulario, de experimentos sencillos, trenes eléctricos y marionetas, por mencionar algunos. Pasados los ocho años, los juegos de reglas son los que realmente acaparan su atención, por lo que tus hijos estarán satisfechos con carros que se manejan por control remoto, juegos manuales y de mesa, objetos de modelar, audiovisuales, juegos de puntería y materiales coleccionables. Los videojuegos, Internet y televisión, no deben proporcionarse sin límites a los niños. Estas formas de entretenimiento alteran la capacidad de organización, promueven la pasividad, limitan la creatividad y las relaciones interpersonales. Crean patrones y modelos ideales fuera del contexto pudiendo desencadenar comportamientos negativos y desalientan la crítica. Fuente: Revista Amiga
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